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Río Amazonas podría ser el nuevo epicentro del COVID-19 en Sudamérica

Redacción Cultura Vital

“Una película de terror”, así lo ha calificado el alcalde de Manaos, Arthur Virgilio Neto, al referirse a los más 4.000 contagios y 620 muertos por el nuevo coronavirus, que ha causado el colapso del sistema de salud de la principal ciudad amazónica brasileña.


Esta situación probablemente se deba a que el río Amazonas es un gigante de más de 6.500 kilómetros de extensión que atraviesa tres países sudamericanos: Perú (donde nace el curso de agua), Colombia, Brasil y Venezuela, cuya vida económica depende del tránsito por agua.


De allí que dos de sus principales localidades ribereñas es donde se han presentado algunos de los cuadros más dramáticos de la pandemia del COVID-19 en América Latina.


Tal vez una de las mayores evidencias de cómo el río Amazonas se convirtió en un vehículo para la expansión del COVID-19 se encuentre la mayor ciudad colombiana sobre el afluente más caudaloso del mundo, por esta razón, personal médico que trabaja en el hospital decidieron firmar un documento en el que anunciaban una renuncia masiva a la prestación de servicios de salud que no fueran urgencias vitales no COVID-19, dado que no contaban con equipos de protección personal básicos.


Y es que, aunque no es tan grande como Manaos o Iquitos, la ciudad de Leticia tiene cerca de 45.000 habitantes y, sobre todo, una ubicación estratégica en el punto conocido como la triple frontera


Por el río Amazonas circulan personas desde Manaos, ciudad con más de 5.500 casos reportados, y de otras poblaciones que tienen entre 27 y 630 casos», aseguró Carlos Trillos, médico epidemiólogo y docente principal de la Universidad del Rosario, Colombia.


Sin embargo, el riesgo de contagio del COVID-19 no se limita a las ciudades de Manaos, sino que al río Amazonas ser el principal medio de comunicación para las poblaciones que habitan la cuenca del afluente, es el canal por el que ha llegado la enfermedad a otras comunidades en la región y que amenaza, a más de 400 comunidades indígenas.


Desde el principio, una de las preocupaciones de las autoridades de los países afectados ha sido que la pandemia del COVID-19, alcance a las comunidades indígenas, que no estarían protegidos ante una enfermedad tan contagiosa, por lo que ha decidido el gobierno brasileño intentar reducir la circulación fluvial.


“El río y sus afluentes representan el 85% de la vía de transporte en esta zona del país (Brasil) y en general para la Amazonía. Si lo cierran, como lo ordenó el gobierno brasileño, van a causar serios efectos”, dijo Alessandra Martins Pontes, especialista en temas de transporte fluvial de la Universidad Federal de la Amazonía.


Sin transporte, hay escasez de alimentos y medicina, viéndose comprometido hasta el transporte de pacientes, porque el sistema aéreo es limitado. En el Amazonas todo viaja por río, cuyo poderoso cauce de agua sudamericano que además tiene cerca de 1.000 afluentes que lo alimentan hasta que desemboca en el Atlántico.


Información: https://atusaludenlinea.com

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