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Las Mascarillas N95 son Las más eficientes Contra el COVID-19 pero no deben usarse más de ocho horas

Redacción EVM

Las mascarillas N95 quirúrgicas son las más eficientes que existen en el mercado para el personal de salud, toda vez que retienen hasta el 95 por ciento de las partículas nocivas al organismo, además de que las fibras de que fueron hechas poseen una carga electrostática que hace que las más diminutas sean arrastradas hacia las fibras y estas queden atrapadas en el tejido. No resulta difícil respirar con ellas, porque no retienen el aire, pero no deben usarse en forma continua por más de ocho horas, sugiere 3M, fabricante de dichos insumos.


Añade que en la medida en que las partículas, ya sean sílice o virus, se introducen en la mascarilla se atascan y quedan atrapadas entre las fibras.


Estos respiradores no se deben usar más de ocho horas continuas porque con el tiempo los huecos por los que pasa el aire se obstruyen con las partículas nocivas y entonces el profesional de la salud no puede ya respirar con comodidad, y esto se complica cuando el ambiente es muy polvoriento.


En condiciones normales una mascarilla N95 puede durar hasta siete días, pero es muy importante usarlas y conservarlas conforme a los protocolos que para tal efecto existen para los profesionales de la salud.


Las mascarillas N95 como actualmente se venden en el mercado, se comenzaron a usar en los hospitales en la década de los noventas, en la atención de pacientes con tuberculosis fármaco resistente y virus de la inmunodeficiencia humana.


Los respiradores de este tipo no se usan en forma frecuente en los hospitales, sólo cuando hay brotes epidémicos como el del coronavirus COVID-19, donde los profesionales de la salud requieren de mucha protección.



UN POCO DE HISTORIA


La historia de las mascarillas quirúrgicas data de cientos de años, de hecho, se comenzaron a usar en la edad media. A este respecto Christos Lynteris, profesora titular en el Departamento de Antropología Social de la Universidad de St. Andrews, experta en historia de las mascarillas médicas, señala que la teoría del miasma fue lo que impulsó el diseño de las máscaras de peste y aunque estas máscaras eran infames ya que su forma alargada las asemejaba a grandes picos de pájaros, y tenían dos orificios nasales en el borde de la máscara, los que se podían cargar con incienso, lo cierto fue que la gente pensaba que si se protegía del olor de la peste, estaría protegida de la peste misma.


Estas máscaras fueron empleadas por los médicos encargados de identificar la peste, los cuales marcaban a las personas infectadas golpeándolas con un palo y fueron vistas en toda Europa hasta el siglo XVII.


Quienes no tenían este tipo de máscaras para protegerse de la peste usaban pañuelos, de hecho, existen algunas pinturas que datan de esa época donde se ve a personas cubriéndose la nariz con lienzos para evitar enfermedades.



LAS MASCARILLAS ACTUALES SURGIERON EN CHINA


El antepasado más emblemático de la mascarilla N95 surgió en China en el otoño de 1910 cuando la Corte Imperial trajo a un médico llamado Lien-teh Wu para encabezar sus esfuerzos para combatir una epidemia de peste que había brotado en Manchuria, lo que ahora se conoce como el norte de China, la que se rompió en jurisdicciones políticamente complejas compartidas entre China y Rusia.


Este facultativo nació en Penang y estudió medicina en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Wu era joven y hablaba pésimo mandarín. Según Lynteris, esta plaga atrajo rápidamente la atención internacional y los médicos de todo el mundo, cuando después de realizar una autopsia a una de las víctimas, Wu determinó que la peste no se contagiaba con pulgas, como muchos sospechaban, sino por el aire, y si bien hubo médicos opositores a Wu, estos murieron por la peste al tratar de demostrarle al médico que estaba equivocado, más no Wu, quien sobrevivió a la peste, de ahí que su invento fuera la sensación de la época, tan así fue que estuvo cerca de obtener el premio nobel por sus aportaciones a la protección sanitaria.


El respirador N95 no es perfecto. No está diseñado para sellar bien la cara de niños o personas con vello facial, y si no se sella, no funciona como se anuncia. Además, las variantes N95 que se usan en quirófanos de alto riesgo no tienen una válvula de exhalación, por lo que pueden calentarse durante la cirugía.

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