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Por qué el jabón evita la transmisión del coronavirus

Redacción Cultura Vital

Los virus, como el Covid-19, tienen una capa de proteína y grasa a su alrededor, ambas les “ayudan” a fijarse de mejor manera a la piel humana. Si las personas sólo enjuagan sus manos con agua, después de convivir en grupo o de realizar sus labores cotidianas (como tomar el transporte público), los virus pueden mantenerse en la piel gracias a su capa de grasa. De manera muy similar a como una gota de aceite puede mantenerse aislada en un vaso de agua.


El jabón, gracias a que está conformado por dos moléculas (una atraída al agua y otra a la grasa), al entrar en contacto con el agua y un virus al mismo tiempo es capaz de “atraer” ambos elementos y desintegrar la capa de grasa que cubre al coronavirus. El agua termina por llevarse cualquier residuo por el drenaje.


El lavado asegura de esta manera la limpieza de la piel y, en particular, de las manos, las cuales nos llevamos constantemente a la cara o boca. Es necesario lavarse durante 20 segundos porque es el tiempo que tarda el jabón en desintegrar la capa de grasa alrededor del Covid-19, tallarse por menos tiempo no garantiza el mismo resultado.


La Organización Mundial de la Salud, la Secretaria de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social y diversas instituciones alrededor del mundo han enfatizado que una de las medidas más eficaces en ante la pandemia provocada por el Covid-19, que hasta el momento ha provocado más de 14 mil muertes y 330 mil contagios alrededor del mundo (según información de la la Organización Panamericana de la Salud), es el lavado de manos con agua y jabón.


La limpieza también puede realizarse con sanitizante a base de alcohol, aunque la OMS recomienda que su base alcohólica sea mayor al 60% para obtener mejores efectos.


El lavado tiene como objetivo “la antisepsia de las manos con el fin de reducir la flora microbiana transitoria (consiste generalmente en frotarse de las manos con un antiséptico a base de alcohol o en lavárselas con agua y jabón normal o antimicrobiano)”, remarca la OMS.


La organización añade que “en la mayoría de los casos, el vehículo de transmisión de los microorganismos desde la fuente de infección al paciente son las manos de los profesionales sanitarios, pero los propios pacientes pueden ser la fuente. Generalmente, los microorganismos se transmiten de un paciente a otro, de una parte, del cuerpo a otra y del entorno al paciente o viceversa.


Los gérmenes y los potenciales agentes patógenos pueden ir colonizando progresivamente las manos de los profesionales sanitarios durante el proceso de atención. Si no hay higiene de manos, cuanto más se prolongue la asistencia, mayores serán el grado de contaminación de las manos y los riesgos potenciales para la seguridad del paciente. El riesgo de transmisión y el perjuicio potencial están presentes en todos los momentos de la prestación asistencial, sobre todo en el caso de pacientes inmunodeprimidos o vulnerables y/o si se utilizan dispositivos invasivos permanentes (catéteres urinarios, intravenosos, intubación endotraqueal, drenajes.)


información: www.gaceta.unam.mx

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